Por Rodrigo Gómez M.
A veces existe una relación directa entre la violencia que no logramos
manifestar hacia algún ser u objeto externo y la que es ejercida sobre
uno mismo, que se puede experimentar como culpa o pesar. De hecho, Freud explica el mecanismo de la melancolía
precisamente como un autocastigo que logra evitar expresar abiertamente
la hostilidad hacia los seres amados. Más tarde A. Lowen explica: "Toda
persona deprimida ha actuado anteriormente sobre la negación de su
negatividad." Esta negatividad por lo general es una violencia acumulada
hacia esas fuentes de apoyo vital que son las figuras parentales. Para
Lowen expresar la ira en la terapia era una parte importante en el
proceso de recuperar el contacto con el propio cuerpo y, por tanto, con
el propio ser.
¿Qué hacer con la ira?
Quiérela, abrázala, ilumínala.
En un principio hay que reconocerla, aceptarla. El maestro budista Thich Nhat Hanh recomienda abrazar la propia ira, quererla como una parte nuestra que necesita nuestra atención y aceptación.
Luego también puede ser útil liberar parte de ella en un contexto terapéutico como planteaba Lowen.
Pero para ser más específico, te daré algunas otras sugerencias.
1- Experimentarla primero en soledad para comprenderla mejor, no reprimirla.
2- Ver cada vez con más detalle el objeto que está produciendo la ira.
3- Establecer el contexto y las circunstancias de la situación o situaciones que llevaron a la ira.
4- Realizar una averiguación racional acerca del motivo de la ira, con preguntas como. ¿por qué? ¿cómo? ¿cuando?, etc.
5- Si hay una persona específica (o más de una) que consideras como motivadora de tu ira, intenta utilizar la empatía, ponerte en su lugar, buscar posibles motivos de tal o cual acción que te enfadó.
6- Deja momentaneamente de lado el motivo de tu ira, volcándote hacia otras experiencias, para ver si el sentimiento ha cambiado, o has aprendido más sobre él.
7- Busca otros vínculos sociales hacia donde enfocar tus emociones, para ver si es conveniente dejar de lado el motivo de tu enfado, o termina desapareciendo.
8- Sustituye los pensamientos o recuerdos que te llevan a la ira, centrándote en tu lado productivo, aportando a otros a través de nuevas iniciativas, llevando a cabo algo útil, haciendo un favor, etc. Este tipo de acciones además de reencaminar tus energias, pueden elevar tu autoestima y mejorar un poco el mundo.
Eso es todo por ahora, ojalá que estos consejos te resulten útiles. Pronto espero subir la segunda parte con más sugerencias para afrontar la rabia o la ira.
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