Por
Rodrigo Gómez M.
"Lo
que pasa con el Zen es que empuja las contradicciones hasta su límite máximo,
donde uno tiene que escoger entre la locura y la inocencia."
Thomas
Merton, El Zen y los pájaros del deseo.
Nota:
La obra más consultada para este artículo es Zen and the Birds of Appetite (New Directions, 1968). Las citas de Mystics and Zen Masters, están tomadas
de la recopilación de textos de Merton sobre oriente titulada Thoughts on the East (New Directions,
1995). Las abreviaturas de las obras utilizadas en este texto son ZBA para Zen and the Birds of Appetite y MZM
para Mystics and Zen Masters. Me
eximo de la numeración de páginas en las citas, debido a que la versión ebook
de ZBA de la que dispongo, no incluye
los números de páginas. Todas las traducciones son mías, incluida la utilizada
como epígrafe.
Introducción
Acercamiento
a una experiencia trascendental y al sentido del Nirvana
Posibles
relaciones entre la pureza del corazón cristiana y el vacío budista.
Cierre
Introducción
Thomas
Merton estuvo interesado durante muchos años en las tradiciones religiosas
orientales. Uno de sus acercamientos a estas fue a través de los libros de
Aldous Huxley, Medios y fines y La filosofía perenne. Escribió un libro
sobre Gandhi (Gandhi on Non-Violence.
Hay una versión en español titulada Gandhi y la no-violencia) y otro sobre el
maestro taoísta Chuang Tzu (The Way of
Chuang Tzu. Hay una versión en español titulada El camino de Chuang Tzu), ambos publicados en 1965. Dos años
después publicó Mystics and Zen Masters
(Místicos y maestros Zen), y al
siguiente publicó Zen and the Birds of
Appetite (El Zen y los pájaros del
deseo). Dos momentos fueron decisivos para su profundización en el
conocimiento del budismo: su encuentro con el gran estudioso y divulgador del
budismo Zen Daisetz Teitaro Suzuki a fines de los 50, y las conversaciones con
el Dalai Lama que sostuvo en Dharmasala, en 1968, de las cuales, junto con el
contexto de su viaje, se guarda un importante testimonio en Asian Journal (Diario de Asia) publicado póstumamente. El Dalai Lama recuerda años
después con palabras de aprecio aquellos encuentros, destacando los puntos de
contacto entre sus respectivas posturas religiosas.
Gracias
a sus lecturas sobre las tradiciones religiosas orientales, como las de los
textos del mismo Suzuki, pero también por su profundo conocimiento de las
prácticas contemplativas de los monjes cristianos, Merton supo aprehender desde
su propia perspectiva contemplativa, nociones sutiles y profundas del
pensamiento budista, como por ejemplo, el enfoque no-dualista de la realidad.
Realiza un preciso análisis tanto de semejanzas como de diferencias, entre la
perspectiva trascendente del Zen, y la que planteaban algunos místicos
cristianos, principalmente los Padres del
desierto.
Al
adentrarse específicamente en el pensamiento budista, Merton destaca por un
lado el gran valor filosófico de sus planteamientos, como también su énfasis en
lo vivencial. Así explica su modo de aproximarse al saber: "las ideas
básicas del Budismo son filosóficas y metafísicas: ellos buscan penetrar el
fundamento del Ser y del conocimiento, no por razonamiento de principios y
axiomas abstractos, sino por la purificación y expansión de la consciencia
moral y religiosa, hasta que alcance un estado de realización superconsciente o
metaconsciente, en el cual sujeto y objeto se conviertan en uno solo."(ZBA).
Con
respecto a los principios fundamentales del budismo, Merton expone por un lado
el valor del desapego y de la trascendencia del ego, reflexiona también sobre el
sufrimiento que impregna la experiencia de aquel que vive en lo ilusorio, y -con
respecto a una etapa avanzada del camino- de la realización de una sabiduría
que trasciende el deseo basado a su vez en lo ilusorio (aquello que nuestra mente
condicionada nos hace creer que tiene una existencia independiente, y que en el
fondo es vacío). En relación al sufrimiento (Dukkha), observa: "Así, dice el Budismo, la vida ilusoria en
sí misma está en un estado de Dukkha,
y cada movimiento del deseo, entrega su fruto último como dolor más que como
gozo perdurable, como odio más que como amor, como destrucción más que como
creación."(ZBA).
Y
refiriéndose a la trascendencia del deseo añade: "Cuando el hombre está basado en la auténtica verdad y en el amor, las raíces mismas del deseo se marchitan,
el quebrantamiento ha llegado a su fin, y la verdad es hallada en la totalidad
y la simplicidad del Nirvana:
perfecta consciencia y perfecta compasión."(ZBA).
Acercamiento hacia una
experiencia trascendental y al sentido del Nirvana
En
El Zen y los pájaros del deseo, al
intentar responder a la pregunta ¿qué es la experiencia trascendente?, Merton
expone comparativamente lo que esta experiencia significa (o puede significar),
tanto en la perspectiva cristiana como en la budista, aludiendo de vez en
cuando también al sufismo. Merton es claramente consciente de las similitudes y
las diferencias sobre el tema, en ambas tradiciones, al haber sido un estudioso
lúcido y constante de la espiritualidad más profunda. Un problema surge cuando
se intenta entender la experiencia trascendente budista, desde conceptos que
pueden parecer experiencialmente equivalentes en la tradición mística
cristiana, la cual no deja de ser una perspectica inevitablemente teísta. He
aquí, de hecho, el principio que separa ambas realizaciones (las de la
experiencia trascendente budista y la cristiana), creando una brecha
fundamental e indisoluble, y una limitación de comprensión para el creyente
cristiano. Pero vamos primero a la definición que nos entrega de esta
experiencia: "Es una experiencia de autotrascendencia metafísica o
mística, y al mismo tiempo también una experiencia de lo
"Trascendente" o lo "Absoluto" o "Dios", no tanto
como objeto, sino como Sujeto. El Fundamento Absoluto del Ser (y más allá de
eso, la Deidad
como "Urgrund", es decir, una libertad infinita y sin radio) es
realizado, por decirlo así, "desde dentro" -realizado desde dentro de
"Sí mismo", y desde dentro de "mí mismo", aunque "mí
mismo" es entonces extraviado y "hallado" en Él."(ZBA). Como podemos comprobar, hay aquí
una clara descripción de la autoanulación del ego en el momento de ser uno con
lo Absoluto. La experiencia trascentente nos permite acceder a un no-yo que,
como agrega Merton "de ningún modo es un "yo alienado", sino por
el contrario un Yo trascendente que, para aclararlo en términos cristianos, es
metafísicamente distinto del Yo de Dios, y sin embargo perfectamente
identificado con ese Yo por amor y libertad, de manera que parece ser un único
Yo."(ZBA). Me detendré en la
conclusión que agrega a continuación: "La experiencia de esto es lo que
llamamos "experiencia trascendente" o la iluminación de la sabiduría
(Sapientia, Sophia, Prajna)."(ZBA). Primero puede sospecharse con la
utilización de la palabra iluminación (comúnmente utilizada desde la perspectiva
occidental para referirse a la experiencia religiosa budista), que exista una
confusión, pero luego esto se ve confirmado por la inclusión del concepto Prajna, ya que aquí estamos aludiendo a
una realización tanto de las cuatro
nobles verdades, como de shunyata,
que es la conciencia del vacío. Esta confusión es grave, ya que en esta última
experiencia, no puede existir la gran división provocada por la distinción
entre Dios y sujeto trascendido, que debe existir en el éxtasis cristiano de
comunión con Dios "por amor y libertad", como lo recuerda el mismo
Merton. Más adelante vincula directamente las perspectivas cristiana y budista,
para comprender el sentido de la "experiencia trascendente",
comenzando por mencionar el concepto de "rapto": "El término tradicional
en el misticismo cristiano, raptus, o
"rapto", no implica la manera en que se es "arrastrado",
que corresponde propiamente a la experiencia estética o erótica (aunque la
imaginería erótica es usada para describirla en ciertos tipos de misticismo
cristiano), sino de ser ontológicamente llevado "sobre uno mismo" (supra se). En la tradición cristiana el
centro de esta "experiencia" no se encuentra en el yo individual como
ego separado, limitado y temporal, sino en Cristo, o en el Espiritu Santo
"dentro" de este yo. En el Zen es el Yo con Y mayúscula, es decir,
precisamente no el ego-yo. Este Yo es el Vacío."(ZBA). Sin embargo, como decíamos, en la experiencia cristiana aún
existe la presencia de lo divino como distinta del yo elevado sobre sí mismo. Es
decir hay una división dentro de la mente, ya que conviven dos intenciones
coincidentes (en seguida volveré sobre la idea de esta "división dentro de
la mente"). Es posible que en la práctica de la experiencia misma, dios
sea un recurso racional (conceptual) dentro de la fe del creyente, que intenta
preservar el conocimiento doctrinal, y hacerlo coincidir con aquel momento
extraordinario de la consciencia. O bien, puede ser vista la experiencia misma
como una bendición que proviene de una persona divina, un don divino. La explicación simbólica más plausible de aquel Hágase tu voluntad así en la tierra como en
el cielo..., podría ser la de que exista una sola voluntad actuando sobre
todo lo existente (o más bien, en lo
existente). Lo que se asemeja notablemente al sentido de la iluminación
Zen, dentro de lo que que podemos hallar en las escrituras del Nuevo Testamento.
Con
respecto a la división en la mente durante la experiencia trascendente
cristiana, que sería según parece la gran
división entre tradiciones para intentar acordar una experiencia común, el mismo
Merton la explica más adelante. Tomando expresiones tradicionales cristianas,
entre las que cita "tener la mente de Cristo", o "ver "en
el Espíritu de Cristo"", explica que este Espíritu "es
"dado" en Cristo como una superconsciencia trascendente de Dios y de
"el Padre"."(ZBA). La
intermediación personalista sigue vigente, ya que se da aquí una transposición
de la Sagrada
Trinidad en la persona humana. Intermediación y participación
son dos consecuencias que inevitablemente alimentan esta gran división entre
creencias. Como agrega Merton poco después "toda experiencia trascendente
es para el Cristiano una participación en "la mente de Cristo""(ZBA). La "solución" (y
disolución) más sólida y valiosa está en creer que esta "mente de
Cristo" sea un estado mental personal vivido plenamente, sin división de
intenciones compatibles. Pero esta tendencia
a la división de poderes, esta necesidad de jerarquías tan acorde al
trasfondo cultural de la vida de Cristo, aparece de otra forma. "Deja que
esta mente sea en tí, como lo fue también en Cristo Jesús...quien se vació de sí mismo...obediente
hasta la muerte...Por tanto Dios surgió en él y le confirió un nombre sobre
todos los nombres." (Fil. 2:5-10)."(ZBA). Volvemos a la división de poderes.
Sin
embargo, al momento de exponer el sentido budista de la experiencia
trascendente, Merton es plenamente lúcido en su comprensión de esta. "El
Nirvana no es la consciencia de un ego que es consciente de sí mismo, como de
ser el que ya ha cruzado hacia "la otra orilla" (estar en la
"otra orilla" es lo mismo que no haber cruzado), sino la Absoluta Consciencia-Base
del Vacío, en la cual no hay orillas."(ZBA).
También establece con claridad la importancia fundamental del desapego del
propio ego -incluso bajo los engaños de la búsqueda de la propia realización
egoísta-, para que esta experiencia pueda ser realizada: "Por tanto, se
hace extremadamente importante para nosotros, desapegarnos de nuestra concepción cotidiana de nosotros mismos como
sujetos potenciales de experiencias especiales y únicas, o como candidatos para
la realización, logro y plenitud. En otras palabras, esto quiere decir que
un guía espiritual que se precie, llevará a cabo una campaña implacable contra
todas las formas de ilusión, que surjan de la ambición espiritual y la
autocomplacencia, que pretende erigir al ego en la gloria espiritual."(ZBA).
En
el Nirvana hay una liberación de los deseos que conforman la interminable lucha
del ego, lo que permite por un lado terminar con la continua aflicción de tomar
partido por lo que se perderá, o por lo que nunca existió realmente, más que
como una formación mental. Por otro lado, esto nos permite desplegar una fuente
nunca antes sentida de amor y compasión, ya libre de ataduras. "El Nirvana es la sabiduría del amor
perfecto, basado en sí mismo y brillando a través de todo, sin encontrar
oposición."(ZBA).
Posibles relaciones entre la
pureza del corazón cristiana y el vacío budista
Como
vimos al hablar de la gran división entre las perspectivas cristiana y budista,
la creencia en la existencia de una persona divina en la mente del sujeto
trascendido, hace que la noción de trascendencia en el misticismo cristiano,
difiera de la experiencia budista. Un problema similar surge al intentar relacionar
(como lo hace Merton en ZBA) la idea cristiana de pureza del corazón, y la
noción de vacío budista. En palabras de Merton: "Desde el punto de vista
metafísico, el Budismo parece tomar el "vacío" como una completa
negación de toda personalidad, mientras que el Cristianismo encuentra en la
pureza del corazón y la "unidad de espíritu", una suprema y
trascendente realización de la personalidad."(ZBA). En primer lugar, esta reflexión de Merton sobre la pureza del
corazón, debe ser contextualizada en el ámbito del relato bíblico de la pérdida
del paraíso, y de la posibilidad de recobrarlo. Incluso antes debemos dejar
claro que el mismo Merton define el paraíso no como un lugar físico o
metafísico, sino más bien como un estado de la consciencia que ha recuperado su
cercanía máxima con Dios, siendo nuevamente imagen de éste, y ya libre de las
marcas del pecado: "Así -como escribe Merton- si un hombre puede
deshacerse de las manchas y el polvo producidos dentro de él, por su fijación en
lo que es bueno y malo en relación a sí mismo, será transformado en Dios y será
"uno con Dios.""(ZBA).
Lo
que se opone al conocimiento inmediato de las cosas, que conlleva la
recuperación de la inocencia de Adán en el Paraíso, es el saber relativo del
mundo, junto con el cúmulo de identificaciones que tomamos como referencias
para "navegar" en él. Este saber relativo es lo que San Agustín
llamaba "conocimiento (Scientia)
de la experiencia de las cosas temporales y cambiantes" (ZBA). En el mundo de la experiencia es
donde el juego de los apegos, nos va distanciando cada vez más de Dios. Al
referirse al alma humana en este deambular terreno, Merton explica: "Pero
la experiencia de sí misma se vuelve un "peso" que gravita lejos de
Dios. Cada acto de autoafirmación aumenta la tensión dualística entre el yo y
Dios."(ZBA). Según cuenta en Sabiduría en el vacío (texto del apéndice de ZBA),
los Padres del desierto reconocían la diferencia entre "el conocimiento
del bien y el mal, por un lado, y la inocencia o vacío por el otro."(ZBA). Existe por tanto, una vuelta a un
"grado cero" de la experiencia y la realización del "Hombre
nuevo", aquel que toma residencia en el "Reino de Dios". Pero
como lo reconoce el mismo Merton la "muerte del hombre viejo" no es
una destrucción de la personalidad, sino sólo la "disipación de una
ilusión", que ha separado al cristiano de su propio origen.
Con
respecto a este estado de inocencia, puede decirse que se asemeja a la idea de
disolución del ego. Hay un desprendimiento de los atributos que las personas no
trascendidas considerarían intrínsecos a sí mismas. Aquel que ha alcanzado el
estado de vacío en un sentido budista, no posee
una personalidad, sino que a partir de la no-egoicidad emplea aquellos rasgos
con que otras personas lo reconocerán. Digamos que la personalidad es el
vehículo necesario para nuestra existencia social. La divergencia está en que
en el cristiano que ha alcanzado la pureza de corazón, debe convivir esa
inocencia con un conocimiento que lo orienta "desde lo superior",
desde el ego mismo que permite reconocer el bien y el mal. La personalidad es
el medio que realiza ese conocimiento, que lo manifiesta en palabra y acto.
Tanto
la importancia de la figura intencional de Dios (la voluntad divina) en la
experiencia trascendente, como la pervivencia de la personalidad en el
cristiano "puro de corazón", parecen ser puntos que distinguen la
espiritualidad cristiana de la budista, en el ámbito de la trascendencia.
Cierre
La
mirada de Thomas Merton sobre el budismo Zen es atenta, perspicaz y profunda.
Aquí he intentado tan sólo bosquejar algunas de sus ideas que me han parecido
centrales al respecto. Un rasgo esencial de esta tradición mencionado por
Merton, y que conviene recordar para terminar, fue el aspecto inmediato,
transparente de la consciencia que se busca alcanzar a través del Zen:
"Debido a que la intuición Zen busca despertar una conciencia metafísica
más allá del ego empírico, reflexivo, conocedor, deseoso y hablador, esta
conciencia debe estar presente inmediatamente a sí misma, y no mediada por un
conocimiento, ya sea conceptual, reflexivo o imaginativo." (MZM). Por eso comprende que todo ser
consciente puede acceder a ese estado de consciencia, más allá de las propias
creencias (religiosas, políticas, etc.), de su formación educacional, o
cultural en general. Es una forma de ver más allá de nuestros ordenamientos y
condicionamientos mentales, aunque puedan seguir existiendo para cumplir su
función en el mundo de lo fenoménico. "El Zen es consciencia no
estructurada por una forma particular o un sistema particular; una consciencia
trans-cultural, trans-religiosa, transformada." (MZM).