Por Rodrigo Gómez M.
Ser un escritor es sentir que no se está haciendo lo correcto. En ningún momento tienes el valor de un ser humano. No sólo puede ser como no tener trabajo...
Lo más probable es que Hitler sintiera que estaba haciendo lo correcto. Muchas personas con el 0,2 % de la adhesión social que tenía Hitler, sentirían que están haciendo lo correcto. Entonces está el elemento social de lo correcto. La constitución esencial de los bandos políticos, sociales, etc. Una cuestión de número y contagio. La ley de "los más". Ninguna afirmación es verdadera hasta que la creen otros.
También está la cuestión moral que va "contra viento y marea". Es la misma dinámica de la paranoia. El descarrío es generalizado alrededor, todo se está deshaciendo. Visiones apocalípticas, etc. El Yo debe agrandarse para sobrevivir al enorme cúmulo de oposiciones que significa el Mundo.
Luego hay una lectura mágica del azar a favor, que ve señales beneficiosas para una empresa u objetivo propios, lo cual podría, por ejemplo para un idealista optimista, confirmar que es una empresa honesta, "que viene del corazón", y que merece llegar a buen puerto.
Un artista puede flaquear aún sabiendo que hace lo que conviene a su arte, precisamente porque funciona en un ámbito de descategorizaciones simbólicas, de rupturas interminables con los patrones de los objetos anteriormente existentes. Ahora, ¿qué es lo que "conviene a su arte"?. Conocer los aportes fundamentales de la teoría estética, la tradición de su género y especialidad, estar al tanto de las principales obras de los últimos dos siglos, en lo posible también de las nuevas producciones de artistas actuales, etc.
En muchos casos hacer lo correcto es ir en contra de los hijos de puta que nos rodean, por lo tanto ser un paria social. Cuando el entorno está podrido, lo mejor es ser un indeseable allí, y/o alejarse lo antes posible de ese lugar. Si el caso es que todo un conjunto de representantes de una profesión, en un período dado, demuestra una franca decadencia, ser un conservador y no estar en escena sería hacerle un favor al Arte, a largo plazo. Como lo que ocurre con la literatura chilena, que en escasas oportunidades muestra riesgo y oficio. Es cuestión de cambiar momentaneamente de perspectiva y salirse de un ámbito deprimente y escapista. Como decía T. S. Eliot: "en un mundo de fugitivos el que toma la dirección contraria parece ser el que huye".
(Continuará...)
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