Por Rodrigo Gómez M.
La “libertad de consumo” siempre fue la falsa libertad
necesaria para ocultar la necesidad de buscar la verdadera libertad, la cual entorpece el funcionamiento del sistema
de acumulación capitalista.
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La Deutung psicoanalítica
como dispositivo de formación de
devenires personales a partir de la manipulación de las memorias subjetivas a
favor de la estructura edípica.
A esta forma de interpretación limitante habría que oponer
una suerte de epoché fenomenológica.
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El amor está prohibido en Occidente desde hace más de un
siglo. Se ha expresado en momentos revolucionarios o clandestinos.
A principios del siglo XX – en Austria- comenzó la fundamentación
teórica de la sustitución capitalista del amor
real por la libido freudiana. (Los Tres
ensayos sobre la teoría sexual fueron publicados en 1905, obra clave en
la consolidación funcional y normativa de la sexualidad moderna, cuyo primer ensayo está dedicado
exclusivamente a delimitar las “aberraciones sexuales”, y en el tercero se expone
la “teoría de la libido”). Esta “jugada teórica” sirvió para convertir el amor
en valor de cambio a través del “patrón oro” de la vitalidad humana llamado libido, asegurando su convertibilidad en
fuerza de trabajo mercantilizada. (Desterritorializar el amor –o alienarlo – es
convertirlo en fuerza indiferenciada o “dolarizarlo”). Así es como Freud
terminó de consolidar teóricamente la muerte del amor por ser inconveniente
para la productividad capitalista. Las formas de afección que se desviaran del
fal(s)o amor funcional fueron denominadas perversiones.
Estas perversiones rescatan acciones y partes del cuerpo excluidas de las
cópulas disciplinadas y limitantes en la sociedad del desamor masivo, de la
expropiación política del cuerpo de goce.
(Continuará...)