César Moro (1903-1956)
A vista perdida
No renunciaré jamás al lujo insolente al desenfreno suntuoso de pelos
como fasces finísimas colgadas de
cuerdas y de sables
Los paisajes de
la saliva inmensos y con pequeños cañones de
plumas-fuentes
El tornasol
violento de la saliva
La palabra
designando el objeto propuesto por su contrario
El árbol como una
lamparilla mínima
La pérdida de las
facultades y la adquisición de la demencia
El lenguaje
afásico y sus perspectivas embriagadoras
La logoclonia el
tic la rabia el bostezo interminable
La estereotipia
el pensamiento prolijo
El estupor
El estupor de
cuentas de cristal
El estupor de
vaho de cristal de ramas de coral de bronquios y de
plumas
El estupor
submarino y terso resbalando perlas de fuego impermeable
a la risa como un plumaje de
ánade delante de los ojos
El estupor
inclinado a la izquierda flameante a la derecha de columnas
de trapo y de humo en el centro
detrás de una escalera
vertical sobre un columpio
Bocas de dientes
de azúcar y lenguas de petróleo renacientes y
moribundas descuelgan coronas
sobre senos opulentos bañados
de miel y de racimos ácidos y
variables de saliva
El estupor robo
-de estrellas gallinas limpias labradas en roca y tierna
tierra firme mide la tierra
del largo de los ojos
El estupor joven
paria de altura afortunada
El estupor
mujeres dormidas sobre colchones de cáscaras de fruta
coronadas de cadenas finas
desnudas
El estupor los
trenes de la víspera recogiendo los ojos dispersos en
las praderas cuando el tren
vuela y el silencio no puede seguir
al tren que tiembla
El estupor como
ganzúa derribando puertas mentales desvencijando
la mirada de agua y la mirada
que se pierde en lo umbrío de la
madera seca Tritones velludos
resguardan una camisa de mujer
que duerme desnuda en el bosque
y transita la pradera limitada
por procesos mentales no bien
definidos sobrellevando
interrogatorios y respuestas de
las piedras desatadas y feroces
teniendo en cuenta el último
caballo muerto al nacer el alba de
las ropas íntimas de mi abuela
y gruñir mi abuelo de cara a la
pared
El estupor las
sillas vuelan al encuentro de un tonel vacío cubierto
de yedra pobre vecina del
altillo volador pidiendo el encaje y
el desagüe para los lirios de
manteleta primaria mientras una
mujer violenta se remanga las
faldas y enseña la imagen de la
Virgen acompañada de cerdos
coronados con triple corona y
moños bicolores.
La medianoche se
afeita el hombro izquierdo sobre el hombro derecho
crece el pasto pestilente y
rico en aglomeraciones de minúsculos
carneros vaticinadores y de
vitaminas pintadas de árboles de
fresca sombrilla con caireles y rulos
Los miosotis y
otros pesados geranios escupen su miseria
El grandioso
crepúsculo boreal del pensamiento esquizofrénico
La sublime
interpretación delirante de la realidad
No renunciaré
jamás al lujo primordial de tus caídas vertiginosas
oh locura de diamante
De "La
tortuga ecuestre" 1936-1939
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