viernes, 11 de septiembre de 2015

Diario de un meditador (semificción).

Por Rodrigo Gómez M.


01 de abril de 2012

Comencé a mirar los recipientes plásticos de condimentos. No esperaba que tuvieran algo especial que decirme, ni lo contrario (sólo miraba). Uno tenía tapa roja, otro azul, otro amarilla…

Pero pensé que tenía que seguir mirando lo que estaba haciendo…

Podía ver reflejos débiles de luz en los recipientes de condimentos, pero no me decían nada. Tampoco me sentía mejor que antes. Me olvidaba de lo que estaba haciendo antes. No tenía referencias, era una balsa sin ayuda posible. HELP!.

Me parece que la meditación Vipassana es un embuste. Cada día que la practico me parece peor el efecto. Más angustia, más ansiedad… insomnio, paranoia, etc. Ya mis recuerdos no sirven para nada, son el defecto de la identificación. Ahora no sé a qué atenerme. Me siento culpable de recordar, de revisar mis archivos mentales, etc. Me ha destruido la vida.
La meditación ha sido una de mis peores pesadillas. Todo se derrumbó sin sustitución de alivio.
Te jalan la alfombra, pero no hay ninguna compensación.

¡Cómo te sentirías si renuncias a tu identidad, y a cambio no hay más que caos y sufrimiento!.

Estoy hecho bolsa…


15 de abril de 2012

Me he dedicado a mirar sin pensamientos. He tenido esa sensación de cámara de vigilancia, que me imagino ya han sentido muchos meditantes. Mirar y recorrer las cosas sin que se nos cruce ninguna suposición.

… años sentándome en silencio y oscuridad. Centrándome en mi respiración. Podía estar más de una hora sin sufrir, sin ningún problema.
Luego, durante un tiempo me pareció interesante llegar a ese estado de Ramana Maharishi, cuando aparece con Yogananda, en un video en blanco y negro.
Se veía tan bien que dije “él lo trascendió todo”. Estaba completamente absorvido por algo indescriptible.
Nunca fue…
En realidad nunca lo esperé, pero dije: ¡Que bien!, ¡es posible!.


20 junio:

Quizás esto es estar en el peor de los mundos posibles:
ni iluminado, ni mundano.
Ya no confías en nada. Nada es lo real. Es una verdadera pesadilla.
Toda tu biografía se deshace frente al intento de vivir en el Aquí/ahora.
(Sigo sintiendo que es la fórmula del olvidadizo perfecto. Pero aún así creo que es la única solución posible frente a tanto sufrimiento mental.).
He seguido meditando. Volviendo a mi respiración, mientras lloro sin parar, con una angustia indescriptible de no tener lugar de reposo.
Recuerdo las palabras de Bill Viola, que decía algo así como “lloro todos los días, es uno de los actos más sagrados del ser humano”. Seguramente fue una mala traducción (o mi memoria me falla), pero estuve realmente de acuerdo. 


01 de julio 

Los vecinos me miran extraño…



(Continuará…).

Nota: La cita de Viola es: “Lloro mucho. Comúnmente una vez cada día. Creo que es una de las formas más profundas de expresión humana.”. (“I cry a lot. Usually once a day. I think it's one of the most profound forms of human expression.”).